
No llegó la crisis internacional plenamente todavía, esto es nada más que el fin de nuestro ciclo de expansión facilista por unos precios de materias primas que no iban a tener largo plazo. Se pudo haber previsto la caída de los commodities y buscar alternativas posibles. No se hizo nada, igual que en los 70 y se siguió metiendo la mano en la lata igual que en los 90. Es decir se usaron dos periódos nefastos como modelos y se elaboró una síntesis cuyas consecuencias van a ser muy graves en un futuro no tan lejano, pero que se van a extender por muchos años. Argentina no cuenta ya con el caudal técnico que tuvo en los 60, ni siquiera el que tenía a mediados de los 90. Argentina cuenta con una masa clientelista demasiado extensa que se ha ido expandiendo peligrosamente. Cada vez es menor la matriz "laboral" que mantiene a un grupo muy grande excluídos que tiene 20 años de educación como tales. Hoy surgen nuevos canales de engaño, y los planes asistencialistas son "salarios", y actividades miserables como el ser cartonero, son "empleos" y constituye una vocación. Chicos y no tan chicos que no le ven sentido al estudio y menos al esfuerzo, vidas que a diario desaparecen, violaciones recurrentes y plazas convertidas en centros de venta de narcóticos como si de habláramos de kioskos. Obviamente, no son los dirigentes los que van a sufrir las consecuencias, en ellos los millones y las propiedades les permiten mantener un nivel de vida totalmente ajeno al nivel de la clase media.