FRASE CELEBRE:



"La imagen se construye con el respeto por el otro, la confianza en uno mismo y el desarrollo de nuestras capacidades."

martes, 25 de diciembre de 2012

El peligro de las islas.

Nuestros cubículos y oficinas tienden a desestructurarse, a perder su imagen de privacía y a perseguir un ideal de "interactividad". Sin embargo... ¿Qué tan cierta es la imagen que nuestro mobiliario, nuestros paneles, la inexistencia de puertas, o la sobrecarga de vidrios y acrílicos pretenden mostrar? Hace años que se viene incrementando el "espacio público" en las oficinas, el área de café o la necesidad de reuniones de apertura, mediodía y fin de jornada. No obstante, parecemos mucho más inconexos y solitarios, aún cuando el ruido y el ambiente aparente nos indicarían relaciones más fluídas y esfuerzos más sinérgicos. Asistimos a actividades externas comunes, tratamos de acudir al after-hour para fomentar la unión del grupo, pero, igualmente, se logra un efecto superficial que dura muy poco o que alienta interacciones vacías dónde se imponen chismes y subterfugios, y no la conceptualidad que buscamos. ¿En qué estamos fallando? Somos conscientes de las competencias técnicas y educativas de nuestro equipo de trabajo. Tenemos profesional de admisión que les efectúa una batería de tests psicológicos, y que obtiene un perfil inicial que nos puede servir también como sustento. Daniel Goleman nos abrió los ojos respecto a la necesidad de tener en cuenta la inteligencia emocional de nuestro plantel de colaboradores, se incluyeron beneficios extramonetarios,la posibilidad del teletrabajo, etc. No obstante, nuestro archipiélago se desintegra y se vuelve islas solitarias. Se elevan barreras infranqueables que se traducen en disonancias laborales, en aumento de costos y en retraso de objetivos. Y es que nos olvidamos de ver la individualidad que viene a enriquecer el grupo. El trabajador es único, individual y genuino. Y tenemos que reconocer su unicidad, y ver como facilitar su relación con el todo. Atender a sus capacidades comunicacionales y colaborar en su óptimo funcionamiento. Ese es nuestro nuevo desafío; prestar atención a las competencias comunicacionales de la empresa, y no sólo de la firma en relación con la comunidad, sino de la firma a nivel interno. Hay demasiado "ruido" que no necesariamente se traduce en eficiencia. Eso hay muchas formas de trabajarlo, y la más común es en el "voluntariado". Hay otras, pero lo importante será contar con personal capacitado, o capacitarse a tal efecto. Así como hemos sido capaces de reconocer la individualidad del cliente, de igual forma tendremos que enfocar nuestra mirada en nuestro equipo de trabajo, y comenzar a buscar "particularidades". Nuestra rentabilidad y eficiencia lo van a saber reconocer. Nota: Hablamos de archipiélago y no de continente porque nuestro grupo de empleados y colaboradores, si bien muestra una idea común y objetivos comunes, igualmente deben ser reconocidos en forma individual, ya que son esas individualidades las que van a matizar el rendimiento para con la empresa. En un archipiélago, hay un funcionamiento sistémico, cosa que no ocurre en las islas individuales.